PUEBLOS DEL BIERZO (V): BORRENES
Este municipio de la Región Bierzo-Sil está bastante olvidado, a pesar de constituir parte del Paraje Arqueológico de las Médulas y estar una porción del Embalse de Campañana en su término.
Su denominación parece derivar de una narración o invención romántica, que relata la trágica historia de amor entre la bella princesa astur de nombre Borrubia y un apuesto centurión romano. Uno de los escenarios de esta leyenda sería el bello y fortificado Castro astur de la Corona del Cerro.
Una de las claves para determinar el origen de Borrenes, como poblado, radica en el entramado urbanístico de sus calles: en apariencia fue una notable villa romana, pues es uno de los pocos lugares de España con una morfología vial y urbana especial (su dibujo es una representación en forma de cruz: el “Cardo”, vía principal en orientación Norte-Sur y el “Decumano”, abarcando desde el Este hasta el Oeste), conformando en su conjunción un “foro”, plaza de actividad ciudadana y política de los romanos.
Apenas existen o se conocen datos o huellas de la presencia del Islam por esta zona.
Apenas existen o se conocen datos o huellas de la presencia del Islam por esta zona.
En la actualidad, se intenta que el tan concurrido y recorrido “Camino de Santiago” de Invierno se recupere, pues en sí era también un camino originario bastante utilizado, transcurriendo por Borrenes. Esta circunstancia la atestigua plenamente la certeza de que había un Hospital de peregrinos en el mismo Borrenes.
Borrenes se extiende en una superficie de 36,38 kms. cuadrados y su censo de población es de 436 hab., conforme a los datos que figuran en el INE-2007. La densidad es baja, de unos 11,98 hab./km. cuadrado.
La altitud a la que se encuentra el núcleo principal es de 561 m.
Las localidades del municipio son las siguientes:
- Orellán, que ha adquirido una cierta importancia en los últimos tiempos, ya que constituye uno de los dos accesos mejor habilitados para admirar y visitar la macroexplotación aurífera de las Médulas, siendo el punto de partida de una de las rutas (la más socorrida). Impresionante es la vista a las Médulas desde el Mirador de Orellán, por la increíble majestuosidad y grandiosidad del entorno que se contempla. Una cantidad de miles de seres, principalmente bercianos y esclavos, fueron destinados como “mano de obra”, durante casi tres siglos, a extraer el oro de las entrañas de la tierra, tan apreciado e imprescindible para el sostenimiento del Imperio romano.
Se aconseja visitar alguna de las galerías y cuevas, producto del trabajo humano, en cualquier caso pertrechándose de linterna o fuente de iluminación.
- San Juan de Paluezas, con unos monumentos religiosos notorios, como se comprueba en su Iglesia Parroquial (S. XVI) y la Ermita devocional de la Estrella. De cualquier forma, lo más destacado para los turistas y curiosos es un castro prerromano, relativamente cercano, conocido como el “Castrelín”. Ubicado y asentado en un punto con alguna dificultad de acceso, es ideal para practicar senderismo en unos parajes privilegiados.
- Voces, que cuenta con su Iglesia nada despreciable. Todo el contorno del núcleo habitado está circundado por bosques de nogales y castaños.
- La Chana.
RESEÑA HISTÓRICA:
Desde los primeros años de nuestra era hasta el final del S. III los romanos tuvieron como empeño la explotación de la riqueza de las minas de oro de las Médulas, pues aquí era donde se fundó la mayor y más intensiva en labores del global de explotaciones auríferas del gigantesco Imperio romano. Ya cumplidos alrededor de dos milenios, se nos legó la más impresionante muestra de la “ingeniería romana”, aparte de su impresionantes dimensiones.
BORRENES:
La cabecera del municipio está, como toda el área, inmersa en un espacio cubierto de castaños, centenarios muchos de ellos. Asimismo, es abundante el matorral y monte bajo.
El hombre tuvo que fijarse en estos montes desde muy antiguo, ya que quedan y proliferan restos de castros, como signos inequívocos.
En todo el municipio, los romanos dejaron impronta y evidencias de su prolongada estancia.
Hoy en día sorprende ver y estudiar los cientos de kms.de canales que construyeron los romanos, con los cuales aportaban agua a larga distancia. Esta extraordinaria obra de la “ingeniería del mundo antiguo” logró la Declaración de Patrimonio Cultural y Arqueológico de la Humanidad, otorgada por la UNESCO en 1997.
Tras la marcha de los romanos, la mina se cerró por agotamiento y sobreexplotación, provocando la huida de buena parte de los moradores.
Lo que más resalta, en nuestros días, es el contraste entre los castaños verdes y los picachos y crestas, rojizas o anaranjadas. Y, en el otoño, la sinfonía de tonalidades: amarillas, verdes, rojas, ocres,…
El Ayuntamiento o Casa Consistorial se halla en Borrenes, localidad de la que se ha de remarcar tanto su Iglesia Parroquial, que contiene una excelente imagen románica de la Virgen de la Vega, como su castro con un recinto “amurallado” de apreciables dimensiones
LAS MÉDULAS:
Reúnen, a la vez y por mérito propio, los títulos de Paisaje Cultural, Zona Arqueológica y Monumento Natural.
La magia única e irrepetible que emana de las Médulas tiene que ver con las areniscas y montañas derruidas y rojizas, exponente singular de lo que la fuerza otorgada por la canalización del agua, conjuntamente con el genio y el talento humano, puede conseguir. Resultado de ello es el incontable número de oquedades, cuevas, cañones y otras formaciones “geológicas” como las largas y amplias bóvedas que, en cuanto a memoria de lo ocurrido, testimonian un sistema de dominio sobre terrenos salvajes, en busca de la secreta y escondida riqueza.
Lo más llamativo para los expertos es todo el entramado de redes de suministro de agua, las soluciones técnicas que inventaron y la forma de proyectar con violencia- a inyección- el líquido a presión que, al penetrar en
las entrañas de las montañas, permitían un trabajo de minado que derribaba las capas superiores, abriendo nuevas vías de apertura y continuación.
Nada más aconsejable que allegarse al Mirador de Orellán donde, tras superar a pie una empinada y penosa cuesta, todos se consuelan al observar- justo enfrente- una bocamina a modo de cueva o galería.
El paisaje en las Médulas es distinto y variado, a la vez: tierra naranja o rojiza, grandes pináculos o farallones amarillos, el verdor constante de castaños milenarios arrugados por su antigüedad, estalactitas de barro y unas luces brillantes doradas, en los atardeceres. Algo que sorprende por inusual e inesperado. Desde el Mirador ya citado el panorama es sensacional: a la izquierda, una imagen de montes redondeados, de siluetas suaves y de gran plasticidad. A la derecha, más de lo mismo aunque en diferente versión, pues el sistema montañoso se ve perturbado por una visión desfigurada de una manera inmisericorde, casi violenta o brutal.
Se estimula la imaginación con la contemplación de una enorme alfombra verde en las zonas inferiores, una composición de almenas o fortalezas alteradas de color intenso rojizo cuando se aúnan los reflejos, al mismo tiempo que gordas y afiladas apuntando al cielo, y arcillas tan desecadas y compactas que recuerdan a un país de fantasía.
El paisaje idílico, casi irreal, de otro mundo, es la resultante del afán de explotación por el hombre de recursos valiosos y preciosos, resaltado por unos amaneceres en días soleados que amenazan con inundar de fuego y calor todo el Espacio Natural-Cultural-Arqueológico.
RUTAS TURÍSTICO-CULTURALES:
Antes de referirse a alguna particularidad o consejo para uso turístico, cabe proceder a un inciso: en este territorio municipal hay áreas con un nivel de catalogación y protección, como las ZEPAS y los LICs, más vinculados a los Montes Aquilianos y poco a la Sierra del Teleno. Por otra parte, hay que ir prevenidos pues aún se conservan determinadas casas “tradicionales” (de las de fachada ostensible, con un magnífico balcón orientado al sol y, con menos probabilidad, con el típico corredor).
La más famosa de las instalaciones de servicios turísticos es, sin duda, el Aula Arqueológica de las Médulas. Mas, no por ello se han de omitir los otros Centros de Dinamización Turística, como lo es el Centro de Interpretación de la Naturaleza de Borrenes. Envuelto en una polémica entre Consejo y Ayuntamiento, da la impresión de mantenerse en su papel y esfera dentro de la gestión y usos públicos o con control público. Un pequeño detalle de discordia es que las visitas guiadas a la Cueva de Orellán se hayan adjudicado en régimen de explotación a la iniciativa privada, si bien ello no representa una distorsión insuperable.
Una de las rutas (nombrada como “circuito” senderista) está constituida por un itinerario alrededor de las Médulas. Con inicio y salida en Borrenes (llegada o final de trayecto, asimismo) se dirige en dirección a Orellán, donde es inexcusable asomarse desde el Mirador, para proseguir hasta las impresionantes y sorprendentes Peñas de Ferradillo. Continuamos un descenso
bastante prolongado para arribar a Villavieja y, retornando ya por otra senda o camino, se llega a alcanzar la localidad de San Juan de Paluezas para, a continuación, lograr volver a situarse en el punto de inicio (Borrenes).
En un porcentaje alto de recorridos o circuitos por la periferia de las Médulas es indicado una breve parada en el Campo de Braña de Orellán, un ecosistema localizado distinto respecto a otros enclaves.
En las variadas rutas que es posible concebir pensando en las Médulas se avistan, casi sin solución de continuidad, robles, escobas, castaños, encinas y carrascas, con ejemplares de árboles centenarios. A pesar de ser complicado y, en cierto modo difícil, cabe la probabilidad de ver jabalíes, corzos o gatos monteses.
FLORA Y FAUNA:
Al estar afectado Borrenes, al igual que otros muchos lugares del Bierzo central, por el factor definitivo de integrarse en el seno de la depresión berciana- lo que comporta un clima dulcificado a causa de la confluencia acumulativa de rasgos mediterráneos y atlánticos-, la biodiversidad o variedad vegetal es bien marcada: escobas, retamas, aulagas, jaras, brezos, bosques de las riberas fluviales y de regueros o arroyos ( sauces, álamos, olmos,..), encinas, rebollos e, incluso, alcornoques, con el aditamiento de cultivos de árboles frutales en las inmediaciones de los pueblos de la zona. Ahora bien, la especie vegetal arbórea más emblemática, destacable e identificativa es “el castaño”.
Dentro del apartado faunístico, es preciso citar especies salvajes como el jabalí, el urogallo (de presencia muy esporádica), el corzo y el gato montés. También habitan aquí los conejos, las liebres, lirones, tejos, aves tales como los azores, palomas torcaces y una diversidad de especies de reptiles. En los conjuntos de bosques de ribera, también moran un buen número de aves insectívoras.
FIESTAS Y CELEBRACIONES:
En el aspecto lúdico-festivo y gastronómico, es necesario enumerar las fiestas locales: en Borrenes, en enero, para honrar a San Vicente; las de San Juan de Paluezas se celebran a principios de junio, en devoción y honra a la Virgen de la Estrella y en Orellán tienen lugar el 29 de junio, con motivo de su patrón San Pedro.
Una nota a resaltar es que, en todo el municipio, se pueden degustar y saborear el botillo, los ricos pimientos asados, el cabrito, los chorizos caseros y una gama de dulces, sobresaliendo entre ellos los almendrados, las roscas y los roscones. Una mención muy especial nos obliga a mentar los “magostos” de deliciosas castañas asadas o los licores-aguardientes, elaborados en sus múltiples presentaciones. Un recuerdo de estima y respeto se ha de expresar para las escasas anguilas, en otro tiempo más abundantes, procedentes del aledaño lago de Carucedo.
MARCELINO B. TABOADA
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