martes, 16 de febrero de 2010

ÁRBOLES MONUMENTALES DE PONFERRADA (III)

Se puede decir que, si bien el Bierzo es un paraíso, algún trozo del “jardín del Edén” habría que buscarlo en Ponferrada. Y es que la capital de El Bierzo ha sabido conservar y perpetuar con dignidad varias joyas naturales y singulares:



EL ALMEZ DE SAN LORENZO DE EL BIERZO:
Este árbol tiene una connotación mítica. Su denominación científica es “Celis Australis”, siendo una especie muy longeva por naturaleza y existiendo bastantes que alcanzan los 600 años. Su altura llega a superar los 20m., su corteza es de una coloración cenicienta o, incluso, blanquecina. Sus ramificaciones son flexibles y elásticas y su follamen, caduco, desaparece tardíamente con el transcurrir del invierno y resurge con renovada vitalidad en primavera. Sus hojas se caracterizan por su morfología lanceolada y dentada en sus bordes. El fruto es pequeño, del calibre de un guisante y de colores, evolucionando desde el verde hasta el negro, pasando por el amarillo.
Florece en primavera y sus frutos madurarán desde finales del verano hasta casi rematar el otoño. De la recolección, sólo se aprovechan las hojas y los frutos, los cuales se destinan desde antiguo para utilidades medicinales (cuando se presentan en situación intermedia de maduración, que es cuando acumulan sus mejores propiedades).
La ubicación más socorrida de este árbol son los ribazos de las huertas, precisando de una secuencia de podas tempraneras con objeto de que el tronco no crezca en exceso. Así, a partir del apreciable “tocón”, con las ramas salientes se pueden fabricar artesanalmente las horcas, los mangos, los garrotes,…
El fruto de este árbol, conocido como lidrón, es poco carnoso e integrado por un hueso que ocupa casi todo su espacio.
Los “guajes” o jóvenes acostumbraban a jugar a “batallas”, sirviéndoles los huesos como proyectiles a cargar en una caña, costumbre hoy en día muy residual y casi perdida.

GENERALIDADES:
Es una especie del género de las Ulmáceas. Las variedades más habituales son el Almez americano, el almez de Virginia y el almez chino. Su hábitat más adecuado se sitúa en las regiones de clima suave, cálido o templado, en un sustrato edáfico de materiales sueltos y algo frescos, igual en terrenos calizos como en otros diversos; en ocasiones, se observan en los bancales o laderas pedregosas no logrando nada más que convertirse en “arbolillos”. En las montañas de más al sur peninsular pueden encontrarse en altitudes de cerca de los 1.200 metros.
IDENTIFICACIONES:
En castellano, se alude a esta especie con todas estas expresiones: almez, almezo, aratonero, ladonero, latonero, lironero, lotono, melmecino, mermecino y lodón. Y en gallego se identifica con “lodoeiro o virgondoiro”.

ORIGEN Y PROCEDENCIA:
Se sabe que el término de su género (Celis) ya era empleado por los romanos para referirse al almez; del mismo modo que lo designaban como “lotus” (derivación del griego lotos) y, de esta forma, era definido por Dioscórides y otros variados “botánicos” de la época. Se ha de aludir a que el vocablo “lotus” dio lugar a ciertos nombres populares como “lotono” o el galaico lodeiro.
Sin embargo, el nombre almez es más próximo, proviniendo de la palabra árabe-musulmana “al-mais”. Se importó, primariamente, a la zona mediterránea.

USOS Y COSTUMBRES:
Este árbol, en su conjunto, se estimó que tenía propiedades medicinales y curativas. Se usó siempre a modo de “infusión o tisana”: se recogía un puñado de frutos nada más obtenerlos del árbol, se disponían en agua en un recipiente para que cuezan durante bastante tiempo; se deja enfriar un poco el brebaje y, seguidamente, se toma el preparado en una cantidad prudente. Se cree que es un buen remedio o tratamiento contra la disentería. La fórmula es igualmente efectiva a partir de las hojas o de los frutos, o bien ambos mezclados.
Por otra parte, el fruto crudo es comestible, de un sabor agradable aunque con poco aporte nutricional.
Sus características o recomendaciones terapéuticas se basan en su capacidad astringente, antidiarreica y antihemorrágica.
La madera, como se ha indicado, es muy elástica, flexible, compacta, de albura blanco-amarillenta y de duramen pardo-grisáceo, con anillos de crecimiento poco ostensibles. Por sus caracteres especiales de tenacidad y elasticidad ha sido bien valorada para elaborar aros para las cubas, para piezas de carretería, para fabricar remos y, ante todo, para confeccionar horcas con las que se aventa la parva en la era. Este tipo de madera es, asimismo, idónea para quemar y fabricar carbón vegetal. Sus hojas y brotes más tiernos y recientes se aprovechan con el fin de servir como forraje para el ganado en invierno. Es, por otro lado, un árbol de uso ornamental de gran elegancia y belleza, ideal para formar alineaciones. Otros utensilios o útiles que se producían con la madera eran fustas, látigos, toneles,… Por último, de sus semillas se extrae aceite y de sus raíces se logra una sustancia colorante que se aplica en el teñido de la seda.



LA GLICINA DE LA CASA DE LOS ESCUDOS EN PONFERRADA:
La especie “glicinia” es una planta trepadora que tiene origen asiático, siendo introducida en Europa en 1.816. Como tal, es una leguminosa tradicional de China.
Su floración es exuberante e impactante en primavera (abril y mayo, de tonos morados y violetas) y va perdiendo atractivo con el transcurso del verano.
En particular, el ejemplar de la Casa de los Escudos ha sido estimado y conservado por los ponferradinos a lo largo de muchas generaciones, procediendo a una tarea de consolidación del mismo para que no interfiriera y colgase de las balconadas- no hace mucho- a propósito de la reforma imprescindible para adecuar el edificio como “Museo de la Radio”.

CARACTERÍSTICAS TÉCNICAS:
Especie: Glicinia (Wisteria sinensis). Altura: 6,20 m. (relativa a la máxima, considerando el inicio en la parte basal y el final en la cota a la que llega su rama más alta, que coincide con su mayor escalada respecto a la fachada de la Casa de los Escudos). El perímetro (calibrado a los 1,30 m. de altitud) mide 1,80m. El perímetro de base es el más decisivo (1,52m.), debido a su grosor irregular.
El hecho de ubicarse en el Casco antiguo y en zona visitable, como es el “Museo de la Radio”, es todo un lujo y aliciente para la ciudad de Ponferrada.



LOS TEJOS DE COMPLUDO: ETIMOLOGÍA.

La arboleda de tejos (taxus baccata) de Compludo se encuentra en el entorno de la Iglesia de San Justo y Pastor. Este templo sagrado se terminó de construir en 1.533. Está emplazado a la entrada del pueblo y pasaría de incógnito, desapercibido, a no ser por su españada y por el bosque de tejos. Su aspecto más valorado, artísticamente, es el retablo y algunos restos con detalles de tipo gótico y renacentista interesantes.

LA TOPONIMIA:
La más vulgar explicación y, posiblemente, más extendida sobre la formación del topónimo “Compludo” afirma su íntimo ligamen con Complutense, en el sentido de sinónimo de Alcalá de Henares pues S. Genadio, a la par que S. Fructoso, sería el eremita alcalaíno que, como tal, fundó monasterios en El Bierzo.
La tesis más filológica indica que Compludo derivaría de “Complutum”, en su acepción de “fluir en compañía o confluir”. Es la conclusión de la amalgama de CUM+PLEO.
Nos dice el eminente entendido berciano, Jesús Gª Gª, que S. Fructuoso puso el monasterio bajo la advocación de los Ss. Justo y Pastor, mártires y santos alcareños (torturados en Alcalá de Henares).
Es más, el llamado “Privilegio de Chindasvinto” del año 648, únicamente cita el “Monasterium nomine Complutum”, indicio que nos hace pensar que ciertamente el nombre del paraje fue el que decidió al santo fundador a darle como denominación la de los santos protectores y mártires alcalaínos.
Y, en conclusión, se ha de admitir como más segura la teoría del P. Flórez y de A. Schulten que aseguran que el paraje ya se denominaba anteriormente así, pues en este enclave se hallaba la famosa y renombrada ciudad prerromana de Compléutica.

ARGA-YO