martes, 6 de mayo de 2008

FICCION Y REALIDAD
En nuestra región berciana, y con bastante abundancia en su zona norte, es llamativo la existencia de un tipo de plantas-entre medicinales, mágicas o milagrosas en sus efectos- que es preciso conocer por su utilización como “remedios de curandero/a”. En concreto, seguidamente se hace referencia a tres de ellas, sin agotar el catálogo amplio que se podría recopilar. Se trata de la “carqueixa” (carquesa), de la ruda y del cornezuelo del centeno.

LA CARQUEIXA O CARQUESA:

Son bastante frecuentes en terrenos donde el matorral es espeso o hay brezales. Es recurrente su presencia en Ancares, sobre todo en la Sierra del Cebrero. Este arbusto puede estar en posición erecta o rastrera y los ejemplares mayores pueden alcanzar el metro. Su nombre científico es Chamaespartium tridentatum o Pterospartium tridentatum. No se debe confundir con la Genesta (escoba), a pesar de la similitud de sus flores amarillas. El color de sus flores es semejante también al de las de los tojos o del piorno. Como características (algunas diferenciales) se deben mencionar: -Es un arbusto robusto y muy ramificado. Sus tallos son membranosos, que es un aspecto distintivo con respecto a las genestas. -Sus tallos y sus hojas están aplanadas y gozan de una estructura corácea, por eso sólo una vista atenta puede discernir entre hojas y tallos, éstos dispuestos como alas laterales, irregularmente repartidos. -Sus hojas son pequeñas y dibujan “como dientes de sierra” en la cercanía de los nudos. El Padre Martín Sarmiento hablaba y refería maravillas de esta especie: “…puede curar muchas enfermedades, como las reumáticas y los hematomas, así como solucionar las dificultades para eliminar líquidos y todo tipo de obstrucciones”. En cuanto a su dispensación, después de la cocción de las hojas, es por vía oral. Se tomaba para ayudar a purificar la sangre y para abrir el apetito. Los lugareños ancareses hacían un buen uso de este arbusto: para la cama de la cabaña ganadera pues producía buen estiércol, las flores tiernas eran un buen complemento al pastar el rebaño. Como otros usos, merece citar la limpieza de los potes de hierro y la loza. Las abejas se sentían fuertemente atraídas por el polen y el colorido de la “carqueixa”.
El Cornezuelo del centeno
Algunos pasajes de la Biblia, según interpretaciones, se refieren a este hongo con referencias al ergotismo, enfermedad que, metafóricamente, se llama “fuego del infierno” o “fuego de San Antón”. Se especula que el episodio famoso de “los juicios a las brujas de Salem” fue desencadenado por el consumo de centeno adulterado. Así, algunos investigadores, anteriormente, sostienen que el brebaje utilizado en los misterios griegos de los eleusinos sería precisamente uno de efectos alucinógenos elaborado a partir del centeno Existen más de 50 especies distintas de este hongo parasitario. Cuando afecta al centeno (la infectación), trae como consecuencia una disminución apreciable en la cantidad y calidad del grano y heno de este cereal. Las cualidades del cornezuelo son bien conocidas: es fuertemente venenoso por las sustancias tóxicas que contiene y que no son hidrosolubles. Contiene alcaloides del grupo de la ergolina y, por ello, es usado en la farmacopea. El consumo de cereales con espigas parasitadas ha ocasionado graves epidemias desde el año 857 hasta nuestros días, documentadas algunas. En la Edad Media se conocen epidemias atroces y devastadoras que, en diferentes lugares, diezmaron la población. Se usaba para inducir abortos y detener hemorragias interiores tras el parto. Modernamente, se sabe que afecta al sistema metabólico de la serotonina, como neurotransmisor. En 1580, los compuestos de “ergot” o cornezuelo servían y estaban extendidos para aliviar o curar dolores uterinos, con el efecto secundario de provocar alucinaciones. En pleno S. XX se constata un envenamiento importante en Bélgica, achacado al cornezuelo de cereales. Se puede confirmar que, en 1934, científicos comprobaron que, en esa especie parasitaria, se puede aislar un precursor del ácido lisérgico, derivado del indol y componente clave para fabricar LSD, uno de los alucinógenos más potentes que se conocen. Los síntomas de una sobredosis se suelen ver al cabo de unos días, no inmediatamente, y son graves: un cuadro convulsivo o gangrenas mutiladoras, si no se acude a tiempo. Por último, cabe constatar que se dan en la naturaleza muchos hongos (setas) con efectos alucinógenos. En concreto, el pequeño hongo que infestaba nuestros cereales es uno de ellos y bastante peligroso (Claviceps purpurea).


El cornezuelo del centeno
LA RUDA:
Es una planta milenaria, mágica según la leyenda. Los misterios relacionados con ella anclan sus inicios en tiempos babilónicos. Hay varios rituales que giran en torno a esta planta. La mayoría, ligados con la búsqueda de protección a la familia. Esotéricamente, se dice que la ruda mejora la intensidad y armonía en el aura de las personas. Es, en cierto modo, un relajante natural. En la antigüedad servía para provocar abortos. En la actualidad sólo se utiliza la ruda común o “de jardín”, ya que la silvestre es venenosa. Por ello, se da la confusión de si está prohibida. Sus flores son amarillentas, con un sabor desagradable, acre y amargo. Los principios activos que aportan son: flavonoides (la rutina), furucumarinas, resina, goma, materias tánicas y vitamina C. Sus propiedades innatas produce efectos: emenagogos, oftálmicos, antiespasmódicos y rubefacientes. La forma de administración es hirviéndola. El polvo resultante de la cocción es bueno para practicar fricciones con el fin de aliviar dolores reumáticos y contra los piojos y otros tipos de parásitos externos. Sus aplicaciones más destacadas tienen que ver con el fortalecimiento de las paredes de los capilares sanguíneos y de los músculos lisos, para regular los ciclos menstruales en la mujer al reducir las hemorragias, para cicatrizar úlceras en las encías y para ahuyentar a parásitos. También se puede irrigar el líquido en la zona intestinal o tomarlo en pequeñas dosis. Según los videntes, cura el mal de ojo y hace huir de cualquier sujeto a los espíritus malignos que lo posean.


RUDA
CARQUEIXA
Articulo realizado,por nuestro colaborador:Marcelino B.Taboada