lunes, 19 de octubre de 2009

La Confederación Miño-Sil, más gallega que berciana



Una vez dividida la Confederación Hidrográfica del Norte en dos (decisión, en principio, acertada), la del Cantábrico y la del Miño-Sil, es procedente examinar cómo se ha conformado el nuevo Ente. Llevando en funcionamiento sólo lo que va de año, ya se vislumbran ciertas características que serán propias de la nueva Confederación Hidrográfica gallego-berciana. Así, en primer lugar, fue designado para presidirla un político del área local, procedente del Ayuntamiento de Lugo.



Siguiendo con el organigrama y forma de gestionar esta Confederación, nos encontramos con la disposición y elección de la Sede Central en Ourense, efectuando los cometidos de Delegaciones las de Lugo, Ourense y Ponferrada y la tarea de auxiliares, las de Monforte, Porriño y A Coruña.

El nombrado como Comisario de la sede de Confederación en Bárcena desarrolla el cargo, asimismo, de adjunto al Presidente, Francisco Fernández Liñares. No obstante, resultando que el río Sil es uno de los más beneficiosos y rentables de toda Europa y que el Pantano de Bárcena es el único susceptible de los tres usos tradicionales (generación energética, abastecimiento doméstico y regadío), la correlación de representantes en el Órgano de decisión es de seis componentes gallegos por dos bercianos. Ello se debería corregir y enmendar, incrementando la cuota porcentual berciana.

Otra de las problemáticas que se atisba es el destino de las inversiones: lo más correcto podría ser ejemplificado en proporción de 2€ para la Comunidad vecina por uno para El Bierzo, en el peor de los casos. Sin embargo, de los escasos datos analizados y aportados hasta la actualidad, es demasiado el gasto en las infraestructuras y grandes poblaciones gallegas, en detrimento de obras y actuaciones indispensables en El Bierzo.

Otro tema que, de alguna manera, se ha de clarificar es cuál es el intercolutor válido, autoridad institucional, y privilegiado para abordar las cuestiones atinentes a nuestra Región. Es evidente que se prefiere que sea el Presidente del Consejo, lo que es de “sentido común”. Mas, en el intervalo hasta que el Consejo pueda desarrollar con todas las garantías sus competencias y atribuciones en materia medioambiental, tendría que ser acompañado y apoyado por la Junta.


Y, en este sentido, es fácil que, a medio plazo, Galicia pida la transferencia de Confederación como antes lo hicieron Andalucía con el Guadalquivir, Castilla y León también lo intenta con el Duero o Cataluña ya lo consiguió con las Cuencas de sus ríos interiores.




Si se observa la cantidad de entrevistas o reuniones del Presidente de Confederación con los primeros Ediles bercianos da la impresión de que es excesiva. Los Alcaldes que mostraron sus reivindicaciones y proyectos fueron el de Ponferrada (paseo fluvial, Canal Bajo y su canalización dentro del Programa A.C.U.A. de modernización de regadíos), el de Cubillos del Sil (conexión con la E.D.A.R. de Cabañas y el Polígono de El Bayo), el de Cacabelos (prevención de avenidas en el río Cúa y canalización de un tramo del Canal Alto), el de Fabero (acondicionamiento y recuperación de escombrera y encauzamiento de arroyo en las inmediaciones del Polígono Industrial),…

Lo anterior, sucesivas conversaciones con Alcaldes, no es muy operativo. Sería preferible y más racional que el Consejo elaborara un “memorandum” recopilatorio de todas y cada una de las propuestas y de las carencias a solucionar, que abundarían seguramente en todo el ámbito berciano. Y,

después de la presentación del documento, haría falta un seguimiento de la concreción y cumplimiento de lo demandado.

Y la Junta también se habría de implicar, como ya va a suceder en la financiación de la extensión de los servicios de la E.D.A.R. a Cabañas y al Polígono de El Bayo o con cinco obras más ya consensuadas.



Por último, es imperativo referirse a dos líneas de trabajo a potenciar y dar continuidad, como es el Acuerdo de Confederación y Fundación Ciuden para restaurar, con unos criterios adecuados, las escombreras que tanto proliferan en las distintas zonas mineras, así como a fin de incentivar el aprovechamiento de biomasa y crear desde la escuela una conciencia cívica y ecológica en defensa de nuestros ríos y la calidad de sus aguas o la utilización de fondos de Inversión Local con el objetivo de adecentar y limpiar los ríos del Bierzo, sus riberas, sus instalaciones de recreo y la broza y lodos acumulados en sus cauces.

Como corolario a lo expuesto, y más que nunca en estos momentos de crisis económica, lo fundamental es jerarquizar, priorizar y presentar un plan de necesidades, en el que se ordenen y clasifiquen en función de su urgencia todas las obras y mejoras de que son susceptibles nuestros ríos, sus aprovechamientos y su estado con vistas a su recuperación. Y el punto final se alcanzará el día gozoso en que todos completaremos el lema: “El Bierzo, país de ríos limpios y bien cuidados”, para admiración y ejemplo de los que nos visiten y orgullo propio y merecido.
MARCELINO B. TABOADA

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