domingo, 4 de octubre de 2009

LA CRISIS, ¿ESTRUCTURAL O COYUNTURAL?


LA CRISIS, ¿ESTRUCTURAL O COYUNTURAL?

La crisis del sistema económico que nos viene afectando, con sus secuelas de paro y endeudamiento, no es un fenómeno simple sino complejo. Es decir, que ha sido desencadenada por factores estructurales y algunos también coyunturales. Dentro de los estructurales, cabe destacar la ambición de algunos grupos económicos de acaparar todos los recursos naturales y áreas de negocio, un superconsumismo individualista de los estratos de población más pudientes y la hegemonía absoluta de las corrientes neoliberales que provocaron un desplome o “crash” de las Bolsas de Mercado de Valores, al aplicar una ingeniería financiera basada en productos muy peligrosos y nocivos. Asimismo, ha habido una relajación enorme en los mecanismos de control financiero por parte de los Estados de los países occidentales. En definitiva, se ha hecho caso omiso de una máxima que indica que “el capitalismo es tan voraz que no duda en devorarse a sí mismo”, o sea, que tiene tendencias suicidas y de autodestrucción.

Aprovechando este absentismo de los Gobiernos para regular los flujos financieros y de capitales, los “gurús” del capitalismo inventaron productos derivados, de los cuales los más agresivos eran los denominados C.D.S. (Credit default swaps), de tal manera que surgió un mercado de unos 600000 millones de dólares en la economía norteamericana, muy dudosos y de valor real escaso o nulo. En España fueron, ante todo, los “hedge funds” los que envilecieron el mundo de las finanzas y arruinaron a muchos pequeños inversores o ahorradores.

En cuanto al ámbito de la Unión Europea, la catástrofe no fue tan aparatosa como en Norteamérica y, con una política de saneamiento intensivo, ya se atisba una vuelta a la senda del crecimiento a ambos lados del Atlántico. Y en España, a causa del hundimiento del sector inmobiliario y aumento generalizado de impuestos, la salida del “túnel de la recesión” aún no se prevé antes del 2011.








LA NUEVA ECONOMÍA:

Para las dos décadas venideras, ante un “boom” corto pero importante, es preciso analizar los cambios que para ello han de suceder. El primero será erigir en sujeto central de toda la actividad económica al ser humano, en lo que se ha bautizado como economía “social, colectivista y humanista”.

Ya no se adorará sólo a los resultados de beneficios y ganancias, sino que se contará con los agentes que interactúan a través de asociaciones, fundaciones, mutualidades sociales y cooperativas, según sus distintos intereses.

Las condiciones de trabajo variarán y el concepto “puesto de trabajo” físico perderá parte de su sentido.

Posiblemente, el cambio social traiga como aporte sustancial una nueva mentalidad mucho más moralista, con un extraordinario desarrollo de la biotecnología que incidirá en un incremento del bienestar humano.

Una alternativa que ya da sus primeros pasos es el movimiento colectivista, como una explicación a las decisiones económicas que no es capaz de razonar o justificar la economía clásica.






PRESUPUESTOS DE ADAPTACIÓN A LA NUEVA ECONOMÍA:

El fundamental es el conocido como “digitalización”: va a representar un cambio dramático para las empresas que no aprovechen los nuevos medios tecnológicos. Ya se pueden referir negocios muy boyantes que están despuntando como Goggle, con su publicidad “selectiva” global o el hecho de que los soportes digitales de prensa vayan superando sus cifras de adeptos, a costa del soporte papel-prensa homónimo.

Otra característica de las nuevas líneas de negocio es que tendrán que apoyarse en nuevos modelos. Estos nuevos “modos y maneras” no se enfrentarán a los modelos en decadencia sino que los irán sustituyendo por eficacia, “per se”. Toda resistencia será vencida, pues el sino de los tiempos es ése, sin más.

Una tercera idea previa a tener presente ha de ver, necesariamente, con el mercado laboral y a las maneras de contratar. Se denomina con el calificativo de “nómadas digitales” o, dicho de otra guisa, tanto los empleados como los consumidores-clientes o usuarios mudarán su comportamiento a la hora de sus posibilidades de integración o de sus preferencias.

Una cuarta nota significativa está relacionada con la necesidad de cuidar y fidelizar personalmente al cliente. Las empresas se dedicarán a su clientela y ésta estará formada por una serie de comunidades de consumidores afines o, incluso, se constituirán comunidades de adictos a “las marcas”.

Una quinta variable a contemplar es la imprescindible estrategia del “contacto directo”: el ciudadano no se conformará con un anuncio, buscará contactar, ver y escuchar a políticos y personajes destacados, a los líderes de los negocios y las artes y las divisiones de atención al cliente tendrán que modificar sus actuaciones.

El último “prius” para entrar de pleno derecho en la nueva economía es el enfoque hacia un método analítico, de contraste y validación, que sirva para la toma de decisiones más convenientes. Para ello, entre otras pautas, se observará el nivel de utilidad del producto para el cliente y el adelanto a nuevas aspiraciones sentidas en la práctica en ciertas profesiones, oficios, dedicaciones, aficiones,…

En conclusión, la influencia y relevancia de los planteamientos relacionados con el marketing, técnica publicitaria, estilos de comunicación, relaciones públicas,… serán decisivas.







EL “ROL” DEL ESTADO:

El papel de los poderes públicos, a nivel global o en áreas geográficas extensas, ha de ser la “piedra angular” de este nuevo orden económico internacional. Por un lado, no se puede permitir que ciertos “lobbies” o grupos de presión monopolicen organizadamente el reparto de mercado, cargando con las externalidades negativas al resto de la sociedad. Por otra parte, cabe mantener y fortalecer el Estado del Bienestar solidario, como componente de la “pax” social y de la estabilidad en el mundo desarrollado. De esta forma, al Estado se le asigna una gran labor entorno a: pensiones, dependencia, salario social o mínimo, becas, ayudar para acceso a la vivienda en propiedad o alquiler,… Además de otras cautelas que sólo él puede tomar: estímulo a un modelo sostenible, impulso a la innovación, ahorro energético, reducción de emisiones y contaminación, apoyo a la pequeña y mediana empresa y a los autónomos y emprendedores, un pacto educativo y el apoyo a la Escuela 2.0 (nuevas tecnologías de enseñanza- aprendizaje). Y, por supuesto, la vigilancia para que todos los actores sociales cumplan una función destinada al “bien común”.

ECONOMÍA SOSTENIBLE:

En un contexto de libertad para la creación de empresas y protección a la propiedad privada, es imprescindible la regulación de unos límites que no pueden ser sobrepasados, y ello es el fin del mantenimiento de unas buenas condiciones de vida en nuestro planeta que perduren y disfruten las generaciones futuras.


La explotación de los recursos ha de ser equilibrada y coherente, siempre que sirva para aumentar el nivel y calidad de vida de todos. No se puede ni debe aceptar que los progresos sean ficticios, o sea, a costa de la destrucción medioambiental, de la alteración irreversible de ecosistemas enteros, de una alteración de la biodiversidad,…ya que esta serie de abusos nos llevarían a medio-largo plazo a padecer un sufrimiento atroz por la soberbia de esquilmar el único lugar en el que podemos vivir.

Una contribución a ello positiva puede venir desde Internet con el llamado “mundo virtual” que ya no se detendrá: constatación de ello es, por ejemplo, que Amazon.com se ha convertido en la tercera empresa de contenidos musicales a nivel mundial, permitiendo una menor utilización de materiales específicos para CDs, DVDs.,… en algunos casos.







LA ORGANIZACIÓN DEL TERRITORIO:

En este nuevo tipo de economía, más social y sostenible, existe un hueco para la mejor distribución poblacional en el territorio y, más específicamente, en el mundo rural.

Se ha de proceder a una “discriminación positiva” hacia estos espacios abandonados o semiabandonados, con un plan integral para “fijar población”.


Medidas conducentes a este objeto, entre otras varias, irían en el sentido de una oferta de vivienda en condiciones ventajosas, una menor carga impositiva y prácticamente nula en áreas montañosas o desfavorecidas, subvención a la agricultura ecológica, a la silvicultura o recolección de productos naturales, ayudas a Compañías que admiten el teletrabajo y también el fomento del turismo rural, cultural y patrimonial como alternativa válida al tradicional.

Para finalizar, sólo aludir a dos sectores que todavía no han logrado una plena capacidad, en cuanto a rendimiento y volumen de empleados. Uno es el que tiene como centro los bosques y la explotación forestal, pues se abren perspectivas aprovechables como son los cultivos para biocombustibles o las especies autóctonas que posibilitan el abastecimiento a plantas de biomasa. Asimismo, estas labores rentables necesitarían acceder con más facilidad a alguna línea programada de subvención por abandono de tierras y su nueva y posterior destinación a la lucha contra el cambio climático, como terrenos forestales de captación de CO2 o “sumideros de gases de efecto invernadero”.

Otra faceta que dista bastante de ser mínimamente aceptable en su organización y funcionamiento es la prevención de incendios, que haría falta abordar desde diversos frentes: detección rápida y prevención de incendios, concienciación y abandono de malas prácticas agrícolas o ganaderas, más medios humanos y materiales para la extinción de fuegos en zonas muy sensibles,… Y, asimismo, en la gestión, cuidado y conservación de Parques Naturales y de la amplia Red Natura 2000 se detecta una carencia notoria de profesionales como guías, biólogos, guardas, encargados, investigadores, agentes forestales,…

MARCELINO B. TABOADA


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