LA PEÑA DO SEO:
RECUERDOS DEL WOLFRAM
Uno de los parajes más interesantes y, en parte, desconocidos de El Bierzo es la Peña do Seo. Su visita no nos defraudará pues las maravillas y sorpresas que nos asaltan en cualquier ruta por la que transitemos son constantes.
Lo más increíble es que todavía resistan restos y huellas de lo que fueron unos años atípicos, en plena Segunda Guerra Mundial, a la búsqueda del tan imprescindible wólfram para la fabricación de armamento. Y ello fue causado por el desarrollo de la Segunda Guerra Mundial, que determinó que el wolframio se extrajera apresuradamente de las mismas entrañas de la Peña do Seo. Posteriormente, se transportaba lejos para que los países en guerra procedieran a utilizarlo para el blindaje de los cañones de combate. De todo ello queda únicamente un paisaje enigmático y bello, que sirvió para transmitir algunas historias y narraciones, no siempre ciertas.
Merece la pena observar las explotaciones y trasladarse a aquellos tiempos en que las condiciones de los trabajadores empleados en la minería del wólfram eran, más bien, miserables, penosas e insalubres. Con una exageración no en demasía, se cuenta que la mayoría de los mineros fallecieron o, incluso, padecieron de silicosis el resto de sus días: lo que es verdad hasta cierto punto.
RUTAS SENDERISTAS:
Fundamentalmente, se distinguen tres rutas según el inicio de la excursión, que no es en exceso placentera pero sí muy provechosa:
La primera sería la que va desde Herrerías de Valcarce para rematar en Cadafresnas. Lo prioritario, en este caso, es situarse en Mosteirós. Y, antes de proseguir, es preciso informar de que siempre se da una opción de bordear la ladera de la Peña do Seo para encaminarse, por el interior de un bosque mixto, hacia las cercanas y accesibles localidades de Oencia. Por tanto, desde Mosteirós, también se puede tomar una pista en cuesta dificultosa por su marcado desnivel, hasta lograr acceder a uno de los cordales de la Peña do Seo, encontrándonos ya entonces en el territorio del wólfram.
Desde la misma cima de este cordal, hace falta andar como única solución para alcanzar, al final, Cadafresnas. Es la ocasión perfecta, en este trecho, para continuar con la contemplación de espléndidos paisajes con la particularidad que constituye este panorama caracterizado por las antiguas minas de wólfram, en el seno del impresionante marco de la Sierra de la Encina de la Lastra.
La segunda y más socorrida de las variantes senderistas es la que procede de Corullón y se acaba en el entronque de la N-VI, con la especificidad de que recorre el Valle do Seo.
Al culminar la subida al Alto de Corullón, el tipo de vegetación muda sustancialmente; ahora se trata de castaños y robles como mejores acompañantes que no nos dejan hasta llegar a la incomparable Peña.
Descendiendo, y prácticamente en el fondo de un profundo valle, se otea un cruce en el que nos hemos de decidir hacia la derecha, que coincide con la indicación de dirección hacia Viariz y Cadafresnas, últimos pueblos existentes antes de arribar a la Peña. Justo desde el cruce mencionado, aún se han de completar 16 kms. Para entrar en Viariz es necesario efectuar una pequeña escalada por carretera, sumergido en un sinfín de castaños centenarios. Y, a continuación, en Cadafresnas finaliza el viejo camino aceptablemente asfaltado.
Superada esta última población, hallamos un angosto sendero que nos conducirá sin excesiva dilación directamente al destino, ilustrado con un cartel informando que restan 7 kms. hasta la Peña do Seo. El camino está bastante visible, con estacas o pivotes de madera en una sucesión constante hasta la cumbre.
No abandonando el itinerario ni la senda, nos introducimos en el antiguo cuartel minero que, durante la Guerra, era utilizado como refugio reconfortante por los mineros que laboraban en la Peña do Seo, en la confianza de extraer el Wólfram que se emplearía para mejorar los cañones.
El descenso desde lo más alto de la Peña es bastante pronunciado y algo peligroso para los ciclistas. En apenas 2 kms., hay que desenvolverse por un camino estrecho deficientemente acondicionado o sin acondicionar, con una frecuente presencia de guijarros y piedras de todos los tamaños, incrementando la penosidad el porcentaje notable de pendiente y la vista atemorizadora de un precipio constante a la izquierda.
Esta bajada concluye en Mosteirós, donde se agradece retornar al asfalto. La subsiguiente continuación de ruta no tiene complicación evidente, salvo estar atentos a dos bifurcaciones (una, girando a la derecha y la otra, hacia la izquierda).
La tercera elección que se puede hacer, y quizá la más fácil, es la que tiene su inicio en Trabadelo. Se significa por constar de un corto recorrido para senderistas no avezados. Así, saliendo de la capital del municipio, se va al encuentro del río Barjas, a un km. de distancia. Hay que pasar e internarse en el término correspondiente a San Fiz do Seo. Aquí los sotos de castaños, desde hace ya unos cuantos años, reportan buenos ingresos debido a la calidad de sus frutos tanto dentro como fuera de El Bierzo.
La ruta, tras un ameno paseo, pasa por Villar de Corrales. En toda la zona que circunda la Peña do Seo se alude a ella en relación con los nazis, con cuentos de espías y aliados, con sucesos en los que intervienen mineros,… Mas lo más valioso reside en que, actualmente, todavía se da la posibilidad de estudiar y examinar los frentes de explotación, detectables a simple vista.
LOS PELIGROS DEL PROCESO EXTRACTIVO
DEL WÓLFRAM:
Por último, no se debe obviar al escritor-literato Raúl Guerra Garrido, familiar y sentimentalmente ligado a El Bierzo, que redactó y publicó una buena novela: “El año del Wolfrang”, cuyo hilo argumental sigue, de una u otra forma, una trayectoria donde el wólfram de la Peña do Seo desaparece y reaparece, siendo clave en los relatos.
Autor del árticulo
O PEREIRO
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