PARQUES DE PONFERRADA:
EL TEMPLE Y SU ENTORNO
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Los cauces fluviales, a lo largo de la historia, se han considerado generalmente como un obstáculo o limitación fastidiosa para las urbes por las que atraviesan, salvo contadas excepciones. Así, en Ponferrada el río Sil era una barrera para el paso de peregrinos por la Ruta Jacobea hasta que, en el S. XI, el Obispo Osmundo tendió “el puente de hierro” que daría nombre a nuestra centenaria ciudad.
La relación de las poblaciones con sus ríos empieza a cambiarse en su concepción, en la década de los ochenta del pasado siglo. Desde un concepto negativo, de suciedad, crecidas, foco de contaminación, incluso de malos olores,… se pasa a una actitud de integración, aprovechamiento y recuperación para el uso ciudadano en su tiempo libre y de ocio.
Ponferrada, al igual que otras ciudades como Miranda de Ebro, ha vivido de “espaldas a sus aguas”, considerando que el curso fluvial sólo servía de utilidad a la industria de extracción y energética, para depositar los productos de los desagües, para pequeños riegos… y poco más.
Acerca del río Sil, como más implicado en el entramado urbano, se ha de decir que, desde la Edad Media o antes, fue un elemento divisor entre dos zonas, pues no en vano más de 4 kms. de su recorrido los realiza por la capital del Bierzo. Sí se pueden distinguir los accidentes que definen, desde el punto de vista físico y geográfico, y que alcanzan suficiente entidad para conformar y limitar Ponferrada. Éstos son, en esencia: el promontorio elevado desde el que el Castillo ejerció su función de vigía, el encuentro o confluencia de los caudales del Sil y el Boeza y el Monte Pajariel, que cierra casi totalmente la parte meridional.
FLORES DEL SIL:
Acontecimientos recientes han variado el curso del río Sil, en un esfuerzo por recuperarlo y ponerlo al servicio del disfrute urbano, labor todavía inacabada.
Fue a partir de 1989 cuando se decidió mudar el discurrir del río con tres operaciones sucesivas: rectificación, acercándolo y encauzándola al pie del Monte Pajariel; apilamiento de dos niveles de escolleras en la ribera izquierda y creación de un azud, en previsión de avenidas extraordinarias, fundamentalmente. Este primer paso, de actuación a lo largo de 1.300 m., habría de ser complementado por otras fases de desarrollo, aunque parece que se ha de aguardar pacientemente.
El objetivo final no es otro que completar la zona verde del Parque del Temple, con el paseo lineal a trazar desde el Puente del Ferrocarril y el Pabellón “José Arroyo”, como continuidad hacia el Parque forestal del Pajariel, ganando terrenos para diferentes usos, una vez eliminadas las industrias afincadas junto al río, lo que dista de mucho de conseguirse.
No cabe pasar por alto que la operación previa, antes de proyectar nada, es la regulación de caudal, lo que se logró con la Presa de la Fuente del Azufre y el Embalse de Bárcena, en evitación de avenidas ordinarias y con el nuevo encauzamiento y azud, para las extraordinarias.
EL PARQUE DEL TEMPLE: ORIGEN.
El Parque del Temple coincide con el tramo final de la Avda. del Castillo, donde estaba enclavado el Bosque de la Belga. Para proceder al relleno, adecuación y destinación a parque público, fue preciso un acuerdo o negociación con la Empresa “La Belga”, propietaria de los terrenos. Ante la previsión de poder urbanizarse el suelo, se llegó a una solución: unas 40 Has. serían cedidas al Ayuntamiento para equipamientos y zonas verdes y otras tantas se convertirían en urbanizables, si bien con ciertas limitaciones.
El Parque del Temple se ha quedado sin relación apenas con el curso fluvial del Sil, al ser alterada su trayectoria y, lo que es peor, con el emblemático Pajariel, cuando ya se han cumplido cuatro años de que el artesanal puente del “Jericol” fuese arrastrado por una riada.
DENUNCIAS ILUSTRADAS:
En marzo de 2009, se anunció con un optimismo digno de mejor causa, la creación de un Taller de Empleo municipal que, entre otros objetos, pretendía lo que denominaba implementar la 2ª Fase del Parque del Temple, así como su ampliación. La duda surgía al deberse indicar que la que extendería el Parque del Temple hasta el Colegio La Asunción, interviniendo en la parte posterior del Auditorio, era la tercera. Esto, como obra menor, había sido comprometido por el Sr. Riesco más de media docena de veces en los últimos cinco años. Es más, transcurridos más de cuatro años que se produjo la inauguración de la Glorieta de la Cemba en la Avda. Portugal, el Concejal de Barrio se ha olvidado alarmantemente de su promesa de adecuar una subida con escalera y rampa, adornada con un “parterre” inclinado con césped y muchas flores y variadas en el margen izquierdo de la C/ La Asunción. Lo único, como deplorable, que se aprecia es cómo los automóviles ocupan el espacio.
El Secretario de Bierzo.Natura, en una reclamación durante casi tres años, alcanzó la “meta” de que el propietario de tres parcelas, que como se observa se encuentran llenas de maleza, broza, zarzas, basura,…, las adecentara tras recurrir a la Concejalía de Medio Ambiente. Esto sucedió exactamente cuando ahora se cumplen dos años. Por ello, Bierzo.Natura tiene que afear al Consistorio ponferradino en la medida en que, también en este aspecto, utilice “dos varas de medir”, cuando requiere con contundencia a los vecinos sencillos que abandonan sus fincas conminándoles a que las mantengan en buen estado.
Si ,por rebasar el tiempo límite, hay algo aprobado y no ejecutado que nunca se llevará a cabo, la palma se le concede y el “récord” lo supera con creces el aprobado por una Moción de un Concejal no Adscrito “lago del Pajariel”: lago artificial que, a pesar de suponer un desembolso importante, no sería multimillonario. La merma del dispendio es debida a que se usaría para ello la tendencia del agua a volver a su antiguo “discurrir”. Un sistema de compuertas no sería, tampoco, excesivamente oneroso. Y, además, la rentabilidad social de posibles usuarios potenciales se puede prever elevada.
El Auditorio de Ponferrada, con su más que mejorable utilización para grupos, movimientos juveniles, asociativos, ecologistas, artísticos, musicales,… es otro motivo de preocupación: los “graffitis” y pintadas y el vandalismo juvenil se ceban en él. Y, de verdad, que produce un poco de “vergüenza ajena” mostrárselo a alguien de nuestros invitados.
También llama la atención la denominada “Casa del Guarda” que es susceptible de ser la sede oportuna de cuatro o cinco Asociaciones del Barrio, dinamizando de esa guisa algo más la vida cultural y recreativa de la Barriada.
Por otra parte, en sintonía con el Consejo del Bierzo, la lógica indica reservar un área en la ampliación del Parque del Temple, entre la Avda. y Mª Eugenia Milleret para juegos y deportes autóctonos tradicionales.
Por último, nunca se ha comprendido cómo y por qué se ha acondicionado un “vallado”, a fin de que los canes y otras mascotas depositen sus excrementos. Algo que es tan imposible como que estos domésticos no entienden el lenguaje humano, siendo mínimo el número de perros que lo utilizan por razones obvias. Distinto es lo que supondría el ser inflexibles los “agentes municipales” con respecto a los dueños que no recojan lo que sus animales de compañía ensucian. No vendría mal programar una campaña, basada en la distribución de bolsas, con el fin de que nadie intente disculparse con aquello de “no disponer de nada para retirar las cacas”.
En definitiva, salvo algún despiste, esto es lo que Bierzo.Natura ha apreciado como notas relevantes del Parque del Temple. Nuestro objetivo va a ser, en principio, el análisis de los Parques del municipio de Ponferrada más concurridos y con necesidades evidentes. Esto no obsta en absoluto para que pensemos que las deficiencias y carencias en Parques y Jardines en las Pedanías son mayores y más cuantiosas.
Por ello, agradecemos de antemano a los lectores que tengan a bien transmitirnos cualquier tipo de información o foto-denuncia.
MARCELINO B. TABOADA