LOCALIDADES DEL BIERZO:
Lillo del Bierzo
Población del norte de la Región del Bierzo, perteneciente al Ayuntamiento de Fabero.
Dista de éste 2,3 kms. Este pueblo, que pertenece a la Comarca Fabero-Sil, se ubica en plena cuenca minera. Como en todo el municipio de Fabero ya hace más de dos años que se cerraron todas las explotaciones “mineras” de interior y ha sufrido dos décadas de intensa “reconversión minera”. Ello hace que, actualmente, no llegue a alcanzar los 700 vecinos.
En el pasado siglo, hubo momentos en que llegó a constituirse en un pueblo con mucho movimiento y mayor cifra de población, si bien una buena parte de sus residentes siguen habitando en este encantador lugar y dedicándose todavía al laboreo del carbón o están prejubilidados. Otra proporción importante es la de los que han emigrado o se han trasladado en busca de mejor clima, los cuales suelen volver algunos años a sus orígenes que no olvidan tan fácilmente.
La localidad de Lillo se encuentra rodeada por montañas, siendo en consecuencia las vistas y panorámicas muy amenas y bellas. Otras marcas de identidad son el ser el inicio de donde parten muchas rutas de senderismo, incluso de montañismo, y la presencia aún de la nieve cada vez más escasa en la etapa invernal.
Las rutas turísticas que tienen su inicio en Lillo son de lo más variado, teniendo asignado cada una un nombre específico (del Agua, del Robledal, de la Rubiona, de Pontigas). Además, para ir más seguros, nos podemos informar con detalle en el Camping “Los Perdigones”, situado en una especie de mirador natural desde el cual se abarca y alcanza a intuir la entrada de acceso a dos valles de los más privilegiados e increíbles de Europa: el de Forniella y el de Ancares.
LA COMARCA FABERO-SIL:
Se tiene que considerar que esta Comarca es una de las que componen la Región del Bierzo. Está, a su vez, integrada por cinco municipios, que abarcan 51 localidades (Fabero, Vega de Espinareda, Toreno del Sil, Berlanga del Bierzo y Peranzanes). Está, asimismo, bastante bien distribuida económicamente pues, a pesar de ser Fabero el principal centro de servicios y comercial, en bastantes aspectos están a su altura Vega y Toreno.
Las rutas turísticas que tienen su inicio en Lillo son de lo más variado, teniendo asignado cada una un nombre específico (del Agua, del Robledal, de la Rubiona, de Pontigas). Además, para ir más seguros, nos podemos informar con detalle en el Camping “Los Perdigones”, situado en una especie de mirador natural desde el cual se abarca y alcanza a intuir la entrada de acceso a dos valles de los más privilegiados e increíbles de Europa: el de Forniella y el de Ancares.
LA COMARCA FABERO-SIL:
Se tiene que considerar que esta Comarca es una de las que componen la Región del Bierzo. Está, a su vez, integrada por cinco municipios, que abarcan 51 localidades (Fabero, Vega de Espinareda, Toreno del Sil, Berlanga del Bierzo y Peranzanes). Está, asimismo, bastante bien distribuida económicamente pues, a pesar de ser Fabero el principal centro de servicios y comercial, en bastantes aspectos están a su altura Vega y Toreno.
El censo total demográfico supera, con creces, los 10000 habitantes.
Y el calificativo de negro sólo se debe a lo que ha sido un referente esencial para sus vecinos: la minería y, fundamentalmente, los mineros. Sin embargo, es en general un espacio limpio y bien cuidado.
En los alrededores se observan explotaciones “a cielo abierto” en plena actividad y unas pocas restauraciones de escombreras, que no avanzan con la celeridad suficiente.
Sin embargo, abstrayéndonos de ello, admiramos en toda su grandiosidad el paisaje cambiante y sugerente, con manantiales y abundancia de agua.
El Cámping ya citado de los Perdigones viene siendo un Área Recreativa, al lado de un arroyo, donde existen muchos puntos para poder gozar de la sombra estival debajo de robles, chopos y espinos. En el Área Recreativa de Lillo se ha acondicionado con gusto una fuente natural, al mismo tiempo que barbacoas, mesas y bancos para las comidas o meriendas campestres.
Si bien que no todo ello en Lillo, se ha de aludir a que con pequeños desplazamientos se pueden descubrir elementos etnográficos (palomares, molinos, pallozas, hórreos,…) o costumbristas (el filandón y las romerías, como mejor conservados). En cuanto al turismo, los aspectos más en vanguardia y aprovechados son el senderismo y el turismo llamado activo y, con menor relevancia, dentro del turismo de visita familiar, la gastronomía.
En definitiva, las áreas de naturaleza virgen y apacible, así como la posibilidad de captar muestras de arquitectura popular y de vida en una anterior “economía de subsistencia” son los encantos y experiencias que agradan más a los visitantes.
Tal vez, por no ser excesivamente conocido y promocionado, el lugar es el más adecuado para acercarse a múltiples enclaves de la montaña del Bierzo colindante con Asturias. En resumen, Lillo se convierte, por derecho propio, en punto central de una tierra con diversos valles, de ríos, de montañas y de pueblos con gran sabor ancestral en un entorno en el que la naturaleza se muestra en toda su potencia y magnificencia.
No se puede dejar de lado un desarrollo bastante exitoso que se ha producido en el campo de un turismo peculiar y de aventura (el de 4x4). Las rutas están perfectamente señalizadas y con todas las especificaciones precisas, dándose alternativas para el disfrute del tiempo libre: zonas polideportivas, piscinas “al aire libre”, montañismo, senderismo guiado,…
Otra de las características que sorprenden gratamente se sustancia en la esporádica contemplación del urogallo que se refugia en montes escarpados, poco accesibles, en la intimidad de especies como robles, castaños y gran variedad de arbustos.
Tierra típica de castañas: cuando despunta el tiempo frío, con sus tempraneras heladas, nada es más reconfortante que comerse ricas y calientes castañas, asadas directamente en el fuego o en el consabido “chambombo”.
Una interesante Idea a sugerir es que el C.I.T. de Lillo se decidiera a habilitar un Museo de la Castaña, ya que en todo el Bierzo no se contempla como tal.
En los alrededores se observan explotaciones “a cielo abierto” en plena actividad y unas pocas restauraciones de escombreras, que no avanzan con la celeridad suficiente.
Sin embargo, abstrayéndonos de ello, admiramos en toda su grandiosidad el paisaje cambiante y sugerente, con manantiales y abundancia de agua.
El Cámping ya citado de los Perdigones viene siendo un Área Recreativa, al lado de un arroyo, donde existen muchos puntos para poder gozar de la sombra estival debajo de robles, chopos y espinos. En el Área Recreativa de Lillo se ha acondicionado con gusto una fuente natural, al mismo tiempo que barbacoas, mesas y bancos para las comidas o meriendas campestres.
Si bien que no todo ello en Lillo, se ha de aludir a que con pequeños desplazamientos se pueden descubrir elementos etnográficos (palomares, molinos, pallozas, hórreos,…) o costumbristas (el filandón y las romerías, como mejor conservados). En cuanto al turismo, los aspectos más en vanguardia y aprovechados son el senderismo y el turismo llamado activo y, con menor relevancia, dentro del turismo de visita familiar, la gastronomía.
En definitiva, las áreas de naturaleza virgen y apacible, así como la posibilidad de captar muestras de arquitectura popular y de vida en una anterior “economía de subsistencia” son los encantos y experiencias que agradan más a los visitantes.
Tal vez, por no ser excesivamente conocido y promocionado, el lugar es el más adecuado para acercarse a múltiples enclaves de la montaña del Bierzo colindante con Asturias. En resumen, Lillo se convierte, por derecho propio, en punto central de una tierra con diversos valles, de ríos, de montañas y de pueblos con gran sabor ancestral en un entorno en el que la naturaleza se muestra en toda su potencia y magnificencia.
No se puede dejar de lado un desarrollo bastante exitoso que se ha producido en el campo de un turismo peculiar y de aventura (el de 4x4). Las rutas están perfectamente señalizadas y con todas las especificaciones precisas, dándose alternativas para el disfrute del tiempo libre: zonas polideportivas, piscinas “al aire libre”, montañismo, senderismo guiado,…
Otra de las características que sorprenden gratamente se sustancia en la esporádica contemplación del urogallo que se refugia en montes escarpados, poco accesibles, en la intimidad de especies como robles, castaños y gran variedad de arbustos.
Tierra típica de castañas: cuando despunta el tiempo frío, con sus tempraneras heladas, nada es más reconfortante que comerse ricas y calientes castañas, asadas directamente en el fuego o en el consabido “chambombo”.
Una interesante Idea a sugerir es que el C.I.T. de Lillo se decidiera a habilitar un Museo de la Castaña, ya que en todo el Bierzo no se contempla como tal.
LA MAJA:
Del pasado agrícola de Lillo poco queda. No obstante, en otro tiempo no demasiado alejado, el centeno era el producto cerealístico básico en la alimentación humana, en la animal ganadera y, además, para confeccionar “el cuelmo” trenzado para el cubrimiento de tejados. No se ve en la actualidad ningún techo de casa en el pueblo de esta forma, por una elemental razón: a causa de su peligro evidente de incendio, fue sometido a un impuesto. Esto llevó a todos los propietarios a sustituir las antiguas cubriciones por otras de un material, abundante en la zona y de muy buena calidad: la pizarra. Cabe mencionar un detalle que se ve todavía en algunas construcciones, como es el mantenimiento de sujección mediante pernales, que en los laterales se asemejan a escaleras, cada uno de dichos pernales sobresaliendo directamente del muro en tres direcciones.
La Asociación Cultural “La Rueca”.
Ya se cumplirán nueve años de que esta Asociación organice a primeros de Agosto la tradicional y más genuina “maja”. El objetivo es separar el grano de la paja, según el método más ancestral conocido: el “golpeo”.
A finales de Julio se procede a la siega, y ello se hace como antiguamente. Con un hocín se va segando según el estilo tradicional por cantidades: “tres manadas, una gavilla; tres gavillas, un manojo y cinco manojos, un carrillo”.
Los manojos se apilaban en vertical, constituyendo una figura en forma de cabaña: la meda.
Cuando los rigores del calor ceden, al atardecer, los vecinos de Lillo se reúnen en la era. Se procede a extender cubriendo bien todo el suelo los manojos. Para ello han de soltar la grañuela que los ata. La grañuela es una especie de cuerda que se hace con la paja más larga y entera, retorcida previamente y, a veces, un poco humedecida.
Entonces es cuando se dispone la actividad del “golpeo”. Es necesario que cada cuadrilla principal tenga a su disposición un “piértigo”. El vocablo “piértigo” hace referencia al apero o artilugio en general y a una de sus componentes, en particular, que iba ligada al palo fuerte y resistente que golpea “el centeno”.
El majador sujeta firmemente el palo dicho “manueca” que, siendo más fino, en su confección no tiene excesiva importancia la cualidad de la madera de que esté hecho. Ahora bien, el “piértigo”, por su utilidad, ha de ser labrado en madera compacta y dura, normalmente de roble, debiendo de ser preparado para cada año.
La pieza de ensamblaje que une el piértigo con la manueca se denomina “arbía”. En principio, fue de cuero, permitiendo un cierto giro del uno con respecto a la otra.
Tanto piértigo como manueca disponen en su extremo de una zona rebajada con el fin de que se inserte en ella la arbía con precisión mediante unas correas, que se aprietan fuertemente. En los extremos de piértigo y manueca se coloca una bola, según la tradición manda. Modernamente, en muchos piértigos en las zonas del Alto Sil, Laciana y otras, la arbía ha caído en desuso, ocupando su lugar una rótula mecánica.
Cabe incidir en la evolución de la maja hasta su casi desaparición. A finales del S.XIX y primeras décadas del XX, ya se impusieron las máquinas y la técnica: así, las majadoras desprenden el grano de la espiga y las aventadoras tenían su propio sistema para separar el grano de la paja, sin tanta necesidad del albur del viento que soplara.
La organización es básica para tener “buena maja”, en la que cada uno ha de desempeñar su cometido. Los golpeadores pronto establecen un ritmo cadencial y, una vez que se van desplazando, un segundo grupo entra en acción, denominado los “de la perra”. De este modo, intervienen varias tandas de majadores, que realizan su labor “repartiendo” los recorridos de arriba abajo, y viceversa.
El terreno queda inundado con una mezcla de grano y paja. Entonces, provistos de “garabatos” (rastrillos), otros intentan apartar la mayor porción de paja posible.
Para limpiar el grano, hay que servirse de la fuerza del viento, que “trabaje”, de los atardeceres o anocheceres de los días calurosos. Lillo pasa por ser uno de los pocos lugares en que se aventó prácticamente siempre con un sistema más sencillo: la utilización de la palangana.
El grano, ya desprovisto de aditamentos, es transportado en quilmas (sacos), normalmente no en la misma jornada.
Con paja mojada y retorcida, se confeccionan los bencellos (biortos, en Sta. Cruz del Sil), que son como unas cuerdas para atar las gavillas, conocidas como “cuelmos”.
EL GRUPO DE GAITAS “FUENTELALLAMA”:
En los últimos años, es admirable cómo un Grupo con escasos medios y mucho esfuerzo, han llevado una encomiable labor en pro de rescatar el folklore y las canciones populares: el Grupo de Gaitas “Fuentelallama”. Ya se da por descontado que ellos amenicen la Procesión de las Candelas y que cierren o animen todos los actos festivos en Agosto. Además, no tienen ningún inconveniente para aportar de forma generosa su buen hacer en diferentes celebraciones, ya sea en Fabero o bien en el resto del Bierzo, estando dispuestos siempre a ayudar a Asociaciones de Enfermos, como la de los afectados por el Alzheimer.
HÓRREOS Y PANEIRAS:
En tierras astutianas, a la hora de hablar de la talla de la madera, ineludiblemente se ha de comprender en ella a los hórreos y paneras.
Incluso, como elemento artístico, en casas con corredor se dejan ver torneados, sobre todo en paneras, de las balaustradas con una estética y decoración exquisitas.
La etimología de la palabra “hórreo”, con bastante probabilidad, derivaría de “horreum”, traducida como granero, siendo su objeto y uso éste en cualquier época y lugar.
Se dan diferentes tipos de hórreos y se clasifican según sus propiedades. Por lo que aquí interesa, Lillo, Ancares, Alto Sil, Laciana y la zona colindante asturiana, se ha de explicar que en lo que es la franja gallego-astur se mezclan con cabazos, similares mas con diferencias.
Los tejados del hórreo específico del norte del Bierzo eran construidos de paja de centeno trabajada, uniendo en la “cumbrera” cuatro aguilones.
Las teorías sobre la génesis de los hórreos son variadas. De todas formas, lo que se ha fijado con rigor es que derivan de otras construcciones romanas de misma o parecida estructura. También cabe señalar que, en el S. XIV, se da una gran evolución desde el tipo arcaico (“cabaceiro”) que se edificaba con una trama de varas entretejidas, hasta el edificio de madera que nos llegó hasta nuestros días, siendo lo demás pequeñas adaptaciones.
Como se trataba el hórreo de, en síntesis, una construcción elevada sobre material a modo de columnas, su función fue única, elemental y exclusiva, de principio: la conservación de los alimentos en una economía “de precario”.
Las clases de alimentos a mantener en buenas condiciones todo el año son de tres grupos, según su ubicación:
- tanto dentro como fuera, se protegían los productos agrícolas, escanda, centeno, manzanas, castañas y otros frutos, patatas, maíz, cebollas, fabes,etc.
- el derivado lácteo más preciado, el queso, que da él mismo nombre a una parte del hórreo.
- Los productos procedentes de la matanza anual: que, curados, permitían su duración (chorizos, morcillas, jamones, cecinas,…).
En talameras o tenovias es usual observar colmenas o truébanos para la producción de miel.
Otras utilidades más perentorias, y no constantes, que se le dieron al “hórreo” son esporádicas: debajo de ellos, se guardaban los carros en el mal tiempo, así como los bancos de obrador de carpintero y otras herramientas de oficios artesanales. A veces, se extendía a su abrigo un tendedero para secar mejor la ropa o mantener seca la leña tronzada y troceada para minimizar el frío en el duro invierno. Se ha citado también algún caso de que, en un espacio cubierto, se delimitó un área para corral o gallinero.
La diferencia más notoria y básica entre el hórreo y la panera deriva de su apariencia exterior, ya que el primero es de planta cuadrada con poyos o soportes en sus cuatro esquinas, en tanto que la panera es de dibujo rectangular y, además de los cuatro apoyos ya dichos, lleva otros adicionales en sus lados más largos que en ocasiones superan en número la docena (“los pegollos”). Por otra parte, en el hórreo el tejado se remata con la unión o confluencia en su punto central de los cuatro “aguilones”, mientras que en la panera se enlazan los aguilones por pares formándose como unas tijeras que van a terminar a las paredes de la panera. De esta guisa, la unión de los cuatro “aguilones” se consigue a través de la instalación de una pequeña viga (que se conoce como “cumbre” o “cumbrera”).
La panera es bastante posterior al hórreo, representando una evolución de éste como consecuencia de la intensificación de la producción agrícola en el S. XVIII.
CAJÓN DE SASTRE:
En este capítulo, se dan aunque más bien aisladas, unas notas complementarias sobre detalles que pudieren resultar interesantes o ciertamente a divulgar, de diversa índole:
-La Iglesia de Sta. María, hace pocos años sufrió un pavoroso incendio. Los vecinos, lejos de arredrarse y con el carácter decidido que les identifica, la reconstruyeron con sus propios medios y esfuerzo, íntegramente de piedra y madera.
-Se está llevando a cabo la restauración del Pozo Viejo que, a pesar de no realizarse con la rapidez deseada, va a posibilitar que esta instalación minera se erija en un referente de arqueología industrial, a poco que se rehabilite para destino turístico.
-Dentro de lo que es necesario recuperar o estimular por ser algo específico y apreciado, es menester mencionar tanto los deportes tradicionales como los juegos, uno de los cuales es el “juego de bolos”, con unas reglas y desarrollo diferenciales en relación a otras Comarcas leonesas.
-Las celebraciones locales con más raigambre y tradición son de antiguo tanto San Antonio de Padua (13 de junio) e, igualmente, las Candelas (3 de febrero).
-En una preferencia particularmente subjetiva pienso, con el amigo Abelardo, que un pequeño paseo hasta el pueblo de Bárcena de la Abadía, a unos dos kilómetros, es de lo más relajante y maravilloso puesto que es de obligado precepto. Y, si es en el mes de mayo avanzado, en un atmósfera de aromas a cerezo florido, ya se trata de una experiencia irrepetible esta corta caminata. De hecho, un buen entretenimiento sería localizar el cerezo que, según merecimientos, se contiene en la lista de Árboles Monumentales del Bierzo, de A Morteira.
NOTA: Este reportaje está dedicado al gran amigo y colaborador de Bierzo.Natura, Abelardo Vega Terrón.
MARCELINO B. TABOADA
Del pasado agrícola de Lillo poco queda. No obstante, en otro tiempo no demasiado alejado, el centeno era el producto cerealístico básico en la alimentación humana, en la animal ganadera y, además, para confeccionar “el cuelmo” trenzado para el cubrimiento de tejados. No se ve en la actualidad ningún techo de casa en el pueblo de esta forma, por una elemental razón: a causa de su peligro evidente de incendio, fue sometido a un impuesto. Esto llevó a todos los propietarios a sustituir las antiguas cubriciones por otras de un material, abundante en la zona y de muy buena calidad: la pizarra. Cabe mencionar un detalle que se ve todavía en algunas construcciones, como es el mantenimiento de sujección mediante pernales, que en los laterales se asemejan a escaleras, cada uno de dichos pernales sobresaliendo directamente del muro en tres direcciones.
La Asociación Cultural “La Rueca”.
Ya se cumplirán nueve años de que esta Asociación organice a primeros de Agosto la tradicional y más genuina “maja”. El objetivo es separar el grano de la paja, según el método más ancestral conocido: el “golpeo”.
A finales de Julio se procede a la siega, y ello se hace como antiguamente. Con un hocín se va segando según el estilo tradicional por cantidades: “tres manadas, una gavilla; tres gavillas, un manojo y cinco manojos, un carrillo”.
Los manojos se apilaban en vertical, constituyendo una figura en forma de cabaña: la meda.
Cuando los rigores del calor ceden, al atardecer, los vecinos de Lillo se reúnen en la era. Se procede a extender cubriendo bien todo el suelo los manojos. Para ello han de soltar la grañuela que los ata. La grañuela es una especie de cuerda que se hace con la paja más larga y entera, retorcida previamente y, a veces, un poco humedecida.
Entonces es cuando se dispone la actividad del “golpeo”. Es necesario que cada cuadrilla principal tenga a su disposición un “piértigo”. El vocablo “piértigo” hace referencia al apero o artilugio en general y a una de sus componentes, en particular, que iba ligada al palo fuerte y resistente que golpea “el centeno”.
El majador sujeta firmemente el palo dicho “manueca” que, siendo más fino, en su confección no tiene excesiva importancia la cualidad de la madera de que esté hecho. Ahora bien, el “piértigo”, por su utilidad, ha de ser labrado en madera compacta y dura, normalmente de roble, debiendo de ser preparado para cada año.
La pieza de ensamblaje que une el piértigo con la manueca se denomina “arbía”. En principio, fue de cuero, permitiendo un cierto giro del uno con respecto a la otra.
Tanto piértigo como manueca disponen en su extremo de una zona rebajada con el fin de que se inserte en ella la arbía con precisión mediante unas correas, que se aprietan fuertemente. En los extremos de piértigo y manueca se coloca una bola, según la tradición manda. Modernamente, en muchos piértigos en las zonas del Alto Sil, Laciana y otras, la arbía ha caído en desuso, ocupando su lugar una rótula mecánica.
Cabe incidir en la evolución de la maja hasta su casi desaparición. A finales del S.XIX y primeras décadas del XX, ya se impusieron las máquinas y la técnica: así, las majadoras desprenden el grano de la espiga y las aventadoras tenían su propio sistema para separar el grano de la paja, sin tanta necesidad del albur del viento que soplara.
La organización es básica para tener “buena maja”, en la que cada uno ha de desempeñar su cometido. Los golpeadores pronto establecen un ritmo cadencial y, una vez que se van desplazando, un segundo grupo entra en acción, denominado los “de la perra”. De este modo, intervienen varias tandas de majadores, que realizan su labor “repartiendo” los recorridos de arriba abajo, y viceversa.
El terreno queda inundado con una mezcla de grano y paja. Entonces, provistos de “garabatos” (rastrillos), otros intentan apartar la mayor porción de paja posible.
Para limpiar el grano, hay que servirse de la fuerza del viento, que “trabaje”, de los atardeceres o anocheceres de los días calurosos. Lillo pasa por ser uno de los pocos lugares en que se aventó prácticamente siempre con un sistema más sencillo: la utilización de la palangana.
El grano, ya desprovisto de aditamentos, es transportado en quilmas (sacos), normalmente no en la misma jornada.
Con paja mojada y retorcida, se confeccionan los bencellos (biortos, en Sta. Cruz del Sil), que son como unas cuerdas para atar las gavillas, conocidas como “cuelmos”.
EL GRUPO DE GAITAS “FUENTELALLAMA”:
En los últimos años, es admirable cómo un Grupo con escasos medios y mucho esfuerzo, han llevado una encomiable labor en pro de rescatar el folklore y las canciones populares: el Grupo de Gaitas “Fuentelallama”. Ya se da por descontado que ellos amenicen la Procesión de las Candelas y que cierren o animen todos los actos festivos en Agosto. Además, no tienen ningún inconveniente para aportar de forma generosa su buen hacer en diferentes celebraciones, ya sea en Fabero o bien en el resto del Bierzo, estando dispuestos siempre a ayudar a Asociaciones de Enfermos, como la de los afectados por el Alzheimer.
HÓRREOS Y PANEIRAS:
En tierras astutianas, a la hora de hablar de la talla de la madera, ineludiblemente se ha de comprender en ella a los hórreos y paneras.
Incluso, como elemento artístico, en casas con corredor se dejan ver torneados, sobre todo en paneras, de las balaustradas con una estética y decoración exquisitas.
La etimología de la palabra “hórreo”, con bastante probabilidad, derivaría de “horreum”, traducida como granero, siendo su objeto y uso éste en cualquier época y lugar.
Se dan diferentes tipos de hórreos y se clasifican según sus propiedades. Por lo que aquí interesa, Lillo, Ancares, Alto Sil, Laciana y la zona colindante asturiana, se ha de explicar que en lo que es la franja gallego-astur se mezclan con cabazos, similares mas con diferencias.
Los tejados del hórreo específico del norte del Bierzo eran construidos de paja de centeno trabajada, uniendo en la “cumbrera” cuatro aguilones.
Las teorías sobre la génesis de los hórreos son variadas. De todas formas, lo que se ha fijado con rigor es que derivan de otras construcciones romanas de misma o parecida estructura. También cabe señalar que, en el S. XIV, se da una gran evolución desde el tipo arcaico (“cabaceiro”) que se edificaba con una trama de varas entretejidas, hasta el edificio de madera que nos llegó hasta nuestros días, siendo lo demás pequeñas adaptaciones.
Como se trataba el hórreo de, en síntesis, una construcción elevada sobre material a modo de columnas, su función fue única, elemental y exclusiva, de principio: la conservación de los alimentos en una economía “de precario”.
Las clases de alimentos a mantener en buenas condiciones todo el año son de tres grupos, según su ubicación:
- tanto dentro como fuera, se protegían los productos agrícolas, escanda, centeno, manzanas, castañas y otros frutos, patatas, maíz, cebollas, fabes,etc.
- el derivado lácteo más preciado, el queso, que da él mismo nombre a una parte del hórreo.
- Los productos procedentes de la matanza anual: que, curados, permitían su duración (chorizos, morcillas, jamones, cecinas,…).
En talameras o tenovias es usual observar colmenas o truébanos para la producción de miel.
Otras utilidades más perentorias, y no constantes, que se le dieron al “hórreo” son esporádicas: debajo de ellos, se guardaban los carros en el mal tiempo, así como los bancos de obrador de carpintero y otras herramientas de oficios artesanales. A veces, se extendía a su abrigo un tendedero para secar mejor la ropa o mantener seca la leña tronzada y troceada para minimizar el frío en el duro invierno. Se ha citado también algún caso de que, en un espacio cubierto, se delimitó un área para corral o gallinero.
La diferencia más notoria y básica entre el hórreo y la panera deriva de su apariencia exterior, ya que el primero es de planta cuadrada con poyos o soportes en sus cuatro esquinas, en tanto que la panera es de dibujo rectangular y, además de los cuatro apoyos ya dichos, lleva otros adicionales en sus lados más largos que en ocasiones superan en número la docena (“los pegollos”). Por otra parte, en el hórreo el tejado se remata con la unión o confluencia en su punto central de los cuatro “aguilones”, mientras que en la panera se enlazan los aguilones por pares formándose como unas tijeras que van a terminar a las paredes de la panera. De esta guisa, la unión de los cuatro “aguilones” se consigue a través de la instalación de una pequeña viga (que se conoce como “cumbre” o “cumbrera”).
La panera es bastante posterior al hórreo, representando una evolución de éste como consecuencia de la intensificación de la producción agrícola en el S. XVIII.
CAJÓN DE SASTRE:
En este capítulo, se dan aunque más bien aisladas, unas notas complementarias sobre detalles que pudieren resultar interesantes o ciertamente a divulgar, de diversa índole:
-La Iglesia de Sta. María, hace pocos años sufrió un pavoroso incendio. Los vecinos, lejos de arredrarse y con el carácter decidido que les identifica, la reconstruyeron con sus propios medios y esfuerzo, íntegramente de piedra y madera.
-Se está llevando a cabo la restauración del Pozo Viejo que, a pesar de no realizarse con la rapidez deseada, va a posibilitar que esta instalación minera se erija en un referente de arqueología industrial, a poco que se rehabilite para destino turístico.
-Dentro de lo que es necesario recuperar o estimular por ser algo específico y apreciado, es menester mencionar tanto los deportes tradicionales como los juegos, uno de los cuales es el “juego de bolos”, con unas reglas y desarrollo diferenciales en relación a otras Comarcas leonesas.
-Las celebraciones locales con más raigambre y tradición son de antiguo tanto San Antonio de Padua (13 de junio) e, igualmente, las Candelas (3 de febrero).
-En una preferencia particularmente subjetiva pienso, con el amigo Abelardo, que un pequeño paseo hasta el pueblo de Bárcena de la Abadía, a unos dos kilómetros, es de lo más relajante y maravilloso puesto que es de obligado precepto. Y, si es en el mes de mayo avanzado, en un atmósfera de aromas a cerezo florido, ya se trata de una experiencia irrepetible esta corta caminata. De hecho, un buen entretenimiento sería localizar el cerezo que, según merecimientos, se contiene en la lista de Árboles Monumentales del Bierzo, de A Morteira.
NOTA: Este reportaje está dedicado al gran amigo y colaborador de Bierzo.Natura, Abelardo Vega Terrón.
MARCELINO B. TABOADA