CASTILLOS DE EL BIERZO II
CASTILLO DE CORNATEL.
Antes de ir a componer una breve reseña histórica del Castillo de Cornatel (Priaranza), es de justicia referirse a otras fortalezas bercianas que conservan sólo una parte de lo que fueron, o bien eran destinadas a otros usos.EL CASTILLO DE BEMBIBRE:
Actualmente y, como desde que se ubicó en su asentamiento, domina y enseñorea desde un suave promontorio la Villa de Bembibre, siendo un componente fundamental de la parte histórica de la capital del Bierzo Alto. La impresión que transmite es de un enclave para el descanzo y solaz en un ambiente de tranquilidad y sosiego. Los restos o vestigios que están “a la luz” son escasos.
EL CASTILLO-TORREÓN DE TORENO:
El origen documentado de este fortín está fijado en la gesta de don Lope González, que sería el primer señor de la Villa. Se sabe, pues, que moraba en el interior de sus muros ya en el 714. Aún se pueden observar algunos restos de lo que fue el Castillo de los Condes de Toreno, en un estado precario. Sin embargo, cabe calificarlo básicamente como un Palacio.
EL CASTILLO DE CORNATEL:
SITUACIÓN:
A la margen derecha del río Sil un conjunto de pueblos con mucha historia se aglomeran en el entorno de Cornatel. Son poblaciones de una belleza asombrosa, rodeadas de frondosos bosques y de gentes amables y acogedoras. Estas localidades tienen un antepasado común: las explotaciones auríferas de Las Médulas, la mejor obra de ingeniería romana y del mundo antiguo. En todos los sitios es permanente la huella de los Templarios, habitantes en su tiempo del Castillo de Cornatel.
Cornatel, desde su alta y orgullosa situación y unido indisolublemente al roquedo, proclama altivamente sus viejas glorias. Desde un rincón inusitado del extenso Bierzo, su recia y firme arquitectura resiste impasible el transcurso de los siglos. Sus adarves todavía son presentes en las desgastadas almenas que desafían a los elementos climatológicos y a la barbarie humana.
Encima de un cerro no demasiado elevado se yergue el Castillo, que está cercado al este y al norte por el desnivel pronunciado de un barranco de más de 180 metros de profundidad, discurriendo al fondo el arroyo de Rioferreiros. En sus otras dos orientaciones encontramos un relativamente cómodo acceso, por lo que se observa una sola muralla que incluye un “paseo de ronda” en misión defensiva y dotada de un llamativo almenado.
ACCESO:
El más socorrido es el que, realizando un paseo desde el pueblo de Santalla del Bierzo, nos lleva a través de la carretera hasta superar una curva. De súbito, se nos aparece entonces el Castillo de Cornatel como una imagen irreal en la cúspide de un grandioso peñasco. Así, por la derivación que conduce a Villavieja, se llega al frontispicio de la misma fortaleza cuyo pasado está estrechamente vinculado con la Orden Templaria.
Una vez alcanzada la monumental edificación, es preciso gozar de las panorámicas de las Peñas de Ferradillo, de la localidad de Villavieja con sus choperas y del río Sil en el lado opuesto.
HISTORIA:CASTILLO CORNATEL
Se han dado varias teorías sobre el origen de este Castillo, mas la que está más argumentada y documentada, en opinión de la mayoría de expertos, es la de que su génesis se correspondería con el surgimiento del “Castillo de Ulver”, del que se han encontrado testimonios tanto en la Alta Edad Media como propios de plena etapa medieval.
Se piensa que el “castrum” se debería a la creación de un destacamento militar, por la necesidad de seguridad en la próxima macroexplotación aurífera de Las Médulas. Posteriormente, una vez que los romanos se ausentaron de los yacimientos agotados, su función quedaría devaluada durante el período visigodo desempeñando más tarde el papel de “castellum” en la España cristina de los siglos IX y X.
En los inicios del siglo XI, conforme indican las fuentes escritas halladas, el Castillo de Ulver se convierte en un castillo resaltable en aquellos albores de la Reconquista. A mediados de este siglo el Conde Munio Muñiz, poderoso señor de numerosos territorios, es descrito como tenente del Castillo. En 1.060, a raíz de sus nupcias de Velasquita, nace su hija Jimena Muñiz.
Desde el año 1.093 hasta el 1.108, aparece Jimena Muñiz como tenente incontestable de la fortaleza. Ésta mantuvo una relación ilegítima con el rey Alfonso VI de León y Castilla, que se había enamorado de ella, resultando de este concubinato dos bástagas: Teresa y Elvira.
En 1.211 Alfonso IX de León, tras lograr acuerdos con la Orden del Temple, cede a los Templarios la Villa de Ponferrada, procediendo éstos inmediatamente a su fortificación.
Años más tarde los Templarios reciben la posesión de Ulver, noticia acreditada mediante una escritura del Cartulario de San Pedro de Montes del año 1.228: “Tenente Ulver Freyres del Templo”. Esta Orden ostentará el dominio de la fortaleza hasta 1.312, fecha de disolución de la misma.
En 1.327 Alfonso XI hace donación del Castillo a Álvar Núñez Osorio. Pasados unos años, se traslada la propiedad a Pedro Fernández de Castro.
En 1.378 el Castillo se cita por primera vez con el nombre de Cornatel.
En 1.388 la fortaleza retorna nuevamente a poder del linaje Osorio en la persona de Pedro Álvarez Osorio por gracia y bondad de Juan I de Castilla. El Castillo es heredado, a continuación, por Rodrigo Álvarez Osorio que, al fallecer en 1.430, dispone que pase a pertenecer a Pedro Álvarez Osorio (I Conde de Lemos) que, por tanto, coincide en nombre con su abuelo.
El anterior se desposa con Beatriz de Castro, hermana del Duque de Arjona, recogiendo de esta manera la herencia de la familia de los Castro a mayores, en la que se contenían abundantes señoríos bercianos. Obtuvo por ello los títulos o distinciones de “Conde de Lemos y Trastámara”.
En 1.467 se desencadena la segunda Revuelta Irmandiña en contra de las pretensiones de la nobleza gallega, con la consecuencia de que la fortificación de Cornatel fue atacada, acechada y asediada y, finalmente, destruida y arrasada al igual que otros Castillos bercianos.
En 1.469 Pedro Álvarez Osorio ordena restablecer y restaurar todos sus Castillos, entre ellos el de Cornatel.
En 1.483 muere Pedro Álvarez Osorio en su Castillo de Cornatel, desencadenándose seguidamente un cruento e insoluble conflicto sucesorio.
El pleito desató un asedio a la fortaleza, que se prolongó dos años, por el bando de D. Rodrigo (“II Conde de Lemos”), que se proponía como legítimo heredero de Cornatel.
En 1.496 los Reyes Católicos se ven obligados a intervenir para buscar una solución a posibles litigios, creando para este fin el Marquesado de Villafranca. Además, fruto de esta decisión, es la obligación impuesta a D. Rodrigo de entrega del Castillo ponferradino.
No contento e indignado, don Rodrigo se venga al tomar Ponferrada y cercar los Castillos de Corullón y Cornatel.
No obstante, se conoce que luego de unos años el Castillo de Cornatel se integraba en el señorío del Marqués de Villafranca.
En 1.823 el Castillo se incluye entre los bienes del municipio de Ponferrada.
En 1.843 la fortificación sirve como escenario óptimo del romanticismo ejemplar de una de las principales noveles históricas españolas: “El Señor de Bembibre”, de D. Enrique Gil y Carrasco.
Cumplidos bastantes años de desidia y abandono, corriendo el siglo XIX, el 29 de noviembre de 1.900 los Condes de Peñarrimiro- como legítimos y reconocidos herederos del Castillo- efectúan la concesión de la titularidad del Castillo y, asimismo, de varias tierras y propiedades anejas o cercanas a la Junta Vecinal de Villavieja.
EL PALACIO REAL Y MONASTERIO DE CARRACEDO:
Ciertamente representa el único Palacio de los Reyes de León que se mantiene en cuanto a sus caracteres más relevantes. Está conformado por una amplia escalinata y tres estancias espaciosas.
Uno de los habitáculos es el oratorio y “locutorio” de planta rectangular, con bóveda de ocho arcos diversificados en nervios que se reúnen confluyendo en una mandorla central donde se dispone un relieve de la Virgen en su excelsa majestad.
Otra estancia es la cocina (refectorio) de la reina, denominada “cámara de Dª Sancha”, que es la sala más hermosa y preciosa de todo el Palacio. Se le llama de este modo, al ser tan evidente y patente la gran campana de chimenea que aquí se halla.
Por último, el Mirador de la Reina es una galería de un estilo gótico exquisito y una ornamentación bellísima. Está constituido por tres arcos de medio punto en las zonas laterales y de tipo ojival en el centro, que se recuestan sobre unas esbeltas columnas remarcadas y dotadas de capiteles decorados. En el exterior del monumento, un acueducto transporta el agua hasta el “aquamanil” (joya auténtica trabajada en granito de una factura admirable).
El refectorio, finalmente, muestra unas bóvedas de crucería del siglo XVI, en la biblioteca son del XVIII y sus dimensiones extraordinarias permitirían cobijar un archivo de unos seis mil volúmenes.
Artículo realizado por :Argayo
Fotos .Miguel Casero
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