EL NOGAL DEL TÍO EUSEBIO, EN ESPINOSO DE COMPLUDO:
El cargado de achaques nogalón de Espinoso es uno de los pocos supervivientes con que contamos de aquellos ejemplares de esta especie que proliferaban en los pueblos de montaña, la mayoría de los cuales fueron talados y eliminados en las décadas de los años cuarenta y cincuenta del siglo pasado.
De estos especímenes se conseguía aprovechar varios carros de “tronchos” o conchos anualmente destinados a su venta, integrándose de forma natural y armoniosa en los pueblos como elemento inseparable: bajo su copa y su generosa y fresca sombra se celebraron convites o banquetes con ocasión de bodas o bautizos, y también sirvieron de solaz y merecido descanso para reponer fuerzas a los participantes en las majas, en las extenuantes labores de golpear la mies o de acercar los haces desde las medas.
El valle de Compludo reunía unas características inmejorables, según ratifican los vecinos, para disponer de algunos de los más grandiosos nogales de España.
En concreto, este precioso nogal en el paraje del reguerón, se libró del ansia abatidora de la sierra mecánica al tener un aspecto poco atractivo, de oquedad, y carecer de un volumen apreciable de la madera negra tan buscada y estimada durante cierto tiempo.
PROPIEDADES TÉCNICAS;
Especie: Nogal (Juglans regia).
Perímetro (a cota 1,30 m. de alzada): 6,70 m.
Longitud perimetral (a ras de tierra): 8 m.
Altura: 7 m.
HISTORIA:
• Este árbol tan peculiar es de los escasos que permanecen en la zona de Compludo (la cual estaba poblada antiguamente por mucho nogal), para recolectar sus frutos secos (nueces). Éstos constituían una fuente de nutrición con un alto contenido calórico, sabrosa y de buen aporte de diversos componentes nutricios.
• En los años sesenta del siglo anterior se aserraron buena parte de los nogales, con objeto de fabricar muebles de madera noble, a la vez que los lugareños emigraban hacia León o Madrid, fundamentalmente.
• Sin embargo, el tío Eusebio resistió ante suculentas ofertas de los madereros, a causa de la gran estima y aprecio que le tenía al suyo.
• Siendo una localidad ubicada a más de mil metros de altitud, sufriendo unos inviernos crudos que dejaban varios días incomunicados a los vecinos, Espinoso tuvo desde siempre un censo de residentes escaso. Por ejemplo, soportes documentales indican que, en el S.XVIII, existían en el núcleo unas 40 casas, de construcción más bien tosca y bastantes con una cubierta de paja y pizarra.
CURIOSIDADES:
Se calcula que el tronco del “nogalón” es el de máximo grosor de la Península Ibérica, encontrándose casi por completo hueco y vacío. Aún continúa dando nueces, en poca cantidad, si bien ni tan siquiera se aprovechan.
LA ENCINA DE SAN BLAS, EN CAMPO:
La encina fue antaño el árbol más frecuente en lo que hoy se denomina la “hoya berciana”, representando un ecosistema equilibrado y generador de riqueza.
El trazado de infraestructuras y caminos, la actividad incendiaria, las talas y la necesidad de fincas para cultivos intensivos fueron provocando que, actualmente, se pueda considerar en “franca regresión”.
La modesta, pobre y añeja Encina proporcionó al hombre una serie de utilidades evidentes: bellotas y pastos de tipo “dehesa”, madera para sus utensilios y artesanía, leña para protegerse del rudo invierno y sombra satisfactoria en verano.
La magnífica encina de Campo, casi aneja a la iglesia de San Blas, tiene garantizado su porvenir, no sólo por su carácter monumental y singular sino, ante todo, por el gran apego del que es objeto por parte de las gentes del lugar.
DATOS TÉCNICOS:
Especie: Encina (Quercus ilex).
Altura: 14 m.
Perímetro (medido a los 1,30 m. sobre el nivel del suelo): 4,20 m.
Perímetro básico (de inicio): 5,50 m.
ANECDOTARIO:
A los pies de la otra Iglesia de Sta. Mª de Campo, o principal, se eleva otra encina milenaria de unos 5 metros de altura y de unos 7 metros de perímetro troncal. El caso específico del pueblo de Campo es que, mientras que la ermita de San Blas se localiza en el núcleo interior de la población, la Iglesia- al contrario- se edifició a las afueras.
LOS CASTAÑOS DE SANTA LUCÍA DE VALDUEZA:
Santa Lucía tiene dos recursos valiosos: el primero es la abundancia de agua y el otro, la importancia cuantitativa y cualitativa de los sotos de castaños y las nogaledas. En el excelente libro “Castaños Monumentales (El Bierzo, Tradición y Cultura”), de Santiago Castelao Diñeiro, se cita como relevante el monumental y llamativo castaño de Valdeloso, uno de los de más porte de El Bierzo, con sus 17 metros de alzado y un perímetro troncal de unos 13 metros (según medición a cota de 1,30 m. desde la base). Está situado en el soto de Valdeloso, enfrentado al pueblo y en la vertiente derecha del discurrir del río y a poca distancia del cauce de agua. Su secreto para haber crecido tan lozano es su asentamiento en un contorno sombrío y en desnivel, con un drenaje considerable. Este enclave era, no en vano, preferencia de jabalíes, permitiendo la consolidación de castaños de grandes dimensiones.
No obstante, todo el paraje muestra trazas y huellas de haber sido calcinado por un violento incendio, del que se han salvado un grupo de castaños y, en cambio, resultando otros fatalmente arrasados.
Los bosques que rodean Santa Lucía son de variedad notoria y, cuando el clima se atenúa y suaviza, es la oportunidad de los castaños.
ARGA-YO